
24 Nov Feminismo y migración
Mañana es un gran día, aunque siempre tengo sentimientos encontrados, todos los 25 de Noviembre, es día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las mujeres y como ya verbalice en la entrada del año pasado Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer: ¿celebramos o conmemoramos?, tengo sentimientos agridulces entre la reivindicación, la visibilidad y la conmemoración. Por eso hoy, hablaremos sobre feminismo y migración.
Lo que está claro, es que esta fecha no puede pasar desapercibida, no puede, ni debe de hacerlo, porque el 25N es la representación de la lucha por romper con el silencio cómplice que durante años escondió las múltiples formas de violencia que sufren las mujeres y las niñas. Este día, es nuestro grito de lucha, de visibilidad, de manifestación pacífica y un homenaje desde hace 23 años para las hermanas Mirabal: Patria, Minerva y María Teresa.
Ahora bien, hoy no pretendo como lo vamos a ver en estos días profundizar en la historia y significado de esta fecha, para esto en realidad ya hay un montón de información en diferentes webs y medios. Lo que hoy quiero hacer es hablarte de feminismo y migración.
¿Por qué hablar sobre feminismo y migración?
Hoy, quiero contarte y recordarte que hay 150 millones de mujeres migrantes en el mundo y por ello hay que poner encima de la mesa dentro de las reivindicaciones y conmemoraciones una agenda feminista donde se incluyan el proceso migratorio y sus dinámicas. Mejor dicho, te doy datos exactos de ONU mujeres, de por qué el feminismo tiene que incorporar las perspectivas de las mujeres migrantes:
- La migración ha cobrado rostro femenino: Las mujeres representan casi la mitad de los 244 millones de migrantes y la mitad de los 19,6 millones de personas refugiadas del mundo. Estos rostros se harán mayores ¿A qué tipo de jubilación accederán? De este tema y sobre cómo afecta a las soledades no deseadas, participé en la investigación junto 101ideas.com y que tienes el resumen en “la vejez latinoamericana”
- Las mujeres son actoras y protagonistas de sus proyectos migratorios y los de su red familiar: Muchas mujeres son la cabeza de las cadenas migratorias, asumen la responsabilidad de la reunificación familiar y del sustento económico de los miembros que quedaron en los países de origen. ¡Ay! ¿Quién envía las remesas? ¿Quién mientras trabaja como interna envía todo su dinero a su lugar de origen?
- Los desplazamientos migratorios están signados por la desprotección, la violencia y explotación sexual: Una de cada cinco mujeres refugiadas o desplazadas han sido víctimas de violencia sexual; las mujeres y las niñas son el 71% de todas las víctimas de trata de seres humanos; el 60% de las muertes maternas que podrían evitarse tienen lugar en entornos humanitarios. Puedes leer más en “Mujer de Frontera”
La inmovilidad del estereotipo sobre las mujeres migrantes
La estigmatización de las mujeres migrantes es una realidad que vivimos y que gran parte de las veces asumimos con naturalidad, como ya te contaba en la entrada de la semana pasada, “las latinas son”. Pero es que además, por el hecho de ser migrantes, se entrecruzan un conjunto de condiciones que aumentan el riesgo de experimentar situaciones de violencia, explotación y discriminación doble.
La hipersexualización de los cuerpos migrantes femeninos, refuerza los riesgos a la exclusión laboral, por la reproducción de mitos que, además, nos ponen el peligro a ser víctimas de violencia sexual.
Hoy, como en entradas del blog anteriores quiero hablarte de cómo se expone la externalización del trabajo doméstico y de cuidados, cuando mercantilizamos estas laborales y la convertimos en una fuente de ingreso. ¿En qué mujeres se externaliza este tipo de trabajo? Lo vemos diariamente, pero lo ignoramos. Este tipo de empleos, tienen menor remuneración, peores condiciones laborales, por lo que pocas personas los quieren asumir. Con un solo vistazo a nuestro entorno cotidiano, veremos que estos puestos están reservados para las mujeres migrantes.
Volviendo a las cifras de la ONU, “uno, de cada seis trabajadores domésticos en el mundo son migrantes internacionales; el 73,3% de ellas, son mujeres”.
Esta realidad, es independiente a que se tenga un título profesional en su lugar de origen, o una trayectoria laboral sólida en un país, al que ya no pretenden regresar. Lo cierto es que ser mujer migrante, trae consigo el estigma del trabajo doméstico como primera opción laboral posible.
Hoy, dentro de la reivindicación del 25N, quiero exponer que lo que las mujeres migrantes necesitan es la legitimación de derechos que les permitan romper con las cadenas de las etiquetas, buscar horizontes laborales diferentes a los socialmente asignados. Pero esas rupturas, implican grandes esfuerzos económicos, de tiempo y de superación, que muchas veces culminan en condiciones que paralizan las opciones a nuevas oportunidades.
La resiliencia, el feminismo y la migración
En todos estos años que llevo ejerciendo como Trabajadora Social, he visto, más veces de las que me gustaría recordar, como nuestros derechos como mujeres se convierten en cuestiones de segunda categoría a abordar, por posturas que se defienden desde el machismo estructural y desde la supremacía establecida en espacios de privilegio.
Si la migración tiene rostro de mujer ¿Por qué, aún hay tantas deficiencias en el abordaje de las interseccionalidades de las mujeres migrantes en las agendas feministas? No todas las mujeres migrantes tienen sus plenos derechos como ciudadanas y por eso hay que continuar con la lucha, no sólo para la igualdad, sino por la equidad.
Las mujeres migrantes, a lo largo del tiempo han demostrado una y otra vez las capacidades de resiliencia, lucha pacifista y superación para la defensa de los plenos derechos. Las historias de migración comienzan con el inicio de proyecto migratorio y continúan con las estrategias creativas que despliegan para sortear y vencer las dificultades del trayecto.
La migración, también es una cuestión feminista porque es lucha y crecimiento, es reinventarnos la vida, generando rupturas en estructuras machistas y xenofóbicas que limitan nuestro desarrollo.
Esa resiliencia y capacidad de agencia, cala en la identidad de las mujeres migrantes y les dota de recursos que fortalecen, incluso, en los escenarios más adversos y que ahora no voy a repetir, pero te invito a leer otras entradas del blog.
Por ellas y por la fortaleza que se construye en el devenir de los trayectos migratorios, escribo esta entrada, desde la sororidad absoluta y la co-creación junto a mi amiga Vilma Hidalgo, porque el 25N, también es una fecha para dar visibilidad a nuestras historias de migración y movimiento. Si quieres leer sobre historias como esta, te recomiendo el proyecto “Narrativas Entrecruzadas” de Asociación de mujeres opañel
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