UN AÑO DESPUÉS DEL NI CONTIGO NI SIN TI

UN AÑO DESPUÉS DEL NI CONTIGO NI SIN TI

UN AÑO DESPUÉS DEL NI CONTIGO NI SIN TI

Hace un año, nuestras vidas cambiaron. Justo en esta época estábamos en confinamiento. De repente, de un día para otro pasamos de los paseos al sol, los encuentros con los amigos y familia a tener que establecer nuestros vínculos a través de la tecnología y escucharnos a nosotros mismos.

 

Para mí, el 2020  ha sido el año del “ni contigo ni sin ti mis problemas tienen remedio; contigo porque me matas, sin ti porque me muero”.

 

La COVID-19 llegó, nos obligó a parar y a pensar “lo que queremos ser de mayores”, se intensificaron las relaciones por medio de las redes sociales, se intensificó el deporte en casa para “no perder la cordura”, tampoco la masa muscular. Pero también se intensificaron los cuidados, los nuestros y los de terceros.

Mi respuesta es que allí también estuvieron las personas migrantes. Ellas, en particular la población migrante trabajadora, fue quien ocupó los principales puestos del sector servicios y fue la que estuvo más expuesta durante la pandemia, no sólo con puestos laborales de baja remuneración, sino que además dependiendo del puesto había una mayor exposición. Por ejemplo, a todas aquellas empleadas de hogar que se confinaron con sus empleadores o aquellas que se tenían que movilizar de un sitio a otro (Hoy 30 de marzo, es el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar🥳)

 

Un año después del ni contigo ni sin ti ¿ Quiénes fueron las que nos cuidaron?

 

Me refiero también a todas aquellas personas que trabajaron en los supermercados y garantizaron los servicios mínimos. También aquellas personas que estuvieron en servicios de paquetería y que no solo nos llevaron la compra, sino también el resto de enseres.

Y hablo también de las jornaleras que se han visto expuestas, no solo al virus sino a la explotación. En fin, fueron las personas migrantes quienes a parte del personal sanitario mantuvieron nuestros servicios esenciales.

(Escucha la canción Mujer Frontera de Clara Peya 🔝)

La proporción mundial de migrantes internacionales se sitúa en aproximadamente 3,6% de la población mundial. Justo un año después, y con las cifras de contagios sobre la mesa, te cuento:

  • Al inicio de la pandemia se implementaron casi 105.000 restricciones de movimiento en todo el mundo (OIM, 2021). De un día para otro, se produjo un aumento de las restricciones fronterizas que repercutió en la movilidad de la población migrante y en el papel de las organizaciones humanitarias.
  • El porcentaje de la población migrante de los 20 países con mayor número de casos de la COVID-19, representó el 31% del total de los migrantes internacionales. De estos, el 3,7% de la población migrante en 14 de los 20 países representó el mayor número de casos de COVID-19. Además, fue el 7% de los contagios en  9 de estos países.
  • Además, la población migrante en tiempos de pandemia enviaron un 37% de todas las remesas a nivel mundial (datos de ONU DAES, 2020Banco Mundial, 2020; y OMS, 2021).

El DAES (Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU) en su último informe indicó que con la ausencia de crecimiento migratorio mundial entre el 1 de marzo y el 1 de julio del año pasado, sugieren una disminución de casi 2 millones de migrantes internacionales a nivel global en comparación con la estimación inicialmente esperada entre mediados de 2019 y mediados de 2020.

 

¿Dónde está la invasión? 🤔🤔

 

Con la caída de los flujos migratorios también hay efectos demográficos en los países que dependen de la migración para el crecimiento de la población. Por ejemplo, las estimaciones para 2020 sugieren que la población de Alemania no creció por primera vez en la última década debido a una disminución de la inmigración (Oficina Federal de Estadísticas de Alemania, 2021).

¿Y España? Si ya sabemos que en el 2019 el saldo vegetativo se mantuvo gracias a la migración, ¿Qué ha pasado en el 2020?

Según los datos del INE, la población de España aumentó en 18.953 personas durante la primera mitad del año y se situó en 47.351.567 habitantes.

El saldo migratorio positivo de 113.856 personas compensó, en parte, el saldo vegetativo negativo de 94.057 personas, es decir, las personas extranjeras han compensado la alta mortalidad y la baja natalidad registrada durante el primer semestre del 2020 tras la COVID-19. Y yo me vuelvo a preguntar ¿Dónde está la invasión?

La población migrante, tiene mayor presencia en la economía informal, más peso en los contratos temporales, menor antigüedad laboral y una mayor exposición a los sectores más afectados (servicios, turismo, transporte, entre otros).  Un año después a pesar de haber sido calificadas las actividades que desempeñan las trabajadoras de origen migrante como “Trabajadores esenciales”, las condiciones de habitabilidad, socioeconómicas y psicoemocionales ahora son extremadamente precarias según «Inmigración en tiempos de Covid-19». Anuario CIDOB de la Inmigración 2020.

 
No hay una invasión, hay una reapertura de la ruta occidental hacia las Islas Canarias, hay un agravamiento de las condiciones en los países de origen y tránsito, hay unas peores condiciones a la hora de migrar y hay menos políticas de acogida porque “estamos resistiendo” a la crisis socioeconómica que ha dejado la COVID-19 a su paso.

Después de todo esto, con cifras, datos reales, con documentos oficiales que puedes leer y con tus propias reflexiones vuelvo a preguntar ¿Dónde está la invasión? 🤷🏽‍♀️

 

☝🏽 Una manera de luchar contra los discursos racistas es compartir buena información. ¡No lo dudes, hazlo! El mundo te lo agradecerá y yo también 😉

Imagen: Foto de Uriel Mont en Pexels

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