
07 Abr Frontera: línea que marca el límite exterior
Continuando con la entrada sobre las fronteras, quiero recordarte que somos el futuro de otros que llegaron a nuevas tierras, es decir, estamos donde estamos porque otros llegaron. Nacimos en África y nos movimos tanto que hemos poblado el mundo, entonces ¿Dónde está el límitede una frontera? ¿Por qué existen las fronteras?
Siguiendo con la situación de Haití
En las dos últimas semanas han sido deportadas más de miles personas y han vuelto a asentarse muchas de ellas en la frontera con México, las cuales muy posiblemente están esperando volver a reunir el dinero para jugársela por el sueño americano. las personas que han podido pasar y entrar al territorio estadounidense, esperan una audiencia con un juez para determinar si pueden permanecer en dicho país.
La semana anterior, el campamento en la ciudad texana de Del Río, contaba con cerca de 15.000 migrantes buscando refugio. Por ello, miles de personas decidieron regresar sobre sus pasos hacia México, mientras otros miles han sido deportados por las autoridades estadounidenses hacia Haití.
Para mí, las deportaciones no son la respuesta a una supuesta amenaza migratoria, sino que es un método institucional para mantener a régimen a una parte de la población, otorgando control y reforzando la distinción entre quién es o no ciudadano.
La situación de Haití no es un hecho aislado, se podría decir que es uno de los tantos rostros que evidencia las luchas de poderes, las desigualdades, nuestro sistema económico, pero, sobre todo, la falta de sentimiento comunitario. La presión que ejerce la economía en el desarrollo de un país donde se favorecen el individualismo, la ley del más fuerte y se deja de pensar quizás en una ciudadanía que garantice un estado de bienestar para todos, obliga sin duda a migrar.

Foto: ASSOCIATED PRESS
La migración conlleva políticas de desplazamiento masivo, reubicación y contracción de estrategias para implantar sistemas garantistas de derechos sociales y hablar de política exterior.
La migración no sólo es internacional.
Hace pocos días tomando un café con una colega profesional hablamos de la situación de La Palma, personas que de un momento a otro lo perdieron todo por un desastre natural. Esto, sino lo has parado a pensar, conlleva que lleven su vida en un par de maletas. A partir de ese momento se produce un desarraigo total y lo más llamativo de todo, es que ves literalmente como tú hogar con todo lo que eso implica es absorbido por las llamas.
Estas personas, las víctimas de esta catástrofe, se han visto en cuestión de horas tomando decisiones vitales y por estas, muchas de ellas tomarán la decisión de migrar.
¿por qué criminalízalos? Ya no les queda nada, sólo la vida.
Desde un prisma más cercano, podemos ver cómo seguramente las imágenes del volcán nos absorban, sintamos pena por ellas, pero no haremos nada, absolutamente nada y continuaremos con la cotidianidad de nuestras vidas (a veces no viene mal tener un recordatorio sobre las fortunas de tu vida).
Por el contrario, si estas personas salen de La Palma y viajan a nuestras ciudades a buscar el trabajo, la vivienda y la vida que perdieron, las trataremos como extranjeras a quienes vienen a quitarnos el trabajo, vivir de prestaciones económicas del estado… en fin a ser un estorbo.
Estamos perdiendo nuestra ciudadanía, que no es ser de un sitio u otro, es aquello que nos reconoce como seres sociales que construyen nuestro mundo.
Las personas haitianas como las de la Palma, ahora están construyendo nuevamente sus vidas, donde pueden, como pueden, pero sobre todo donde se les da permiso. Y con ello también se ven expuestos a trabajos precarizados, abuso de poder y quedar como personas no gratas, indocumentadas, foráneas y siendo mantenidas en un sistema que sesga y aísla.
¡Qué fácil olvidamos ponernos en los zapatos de otros!
El día 12 de octubre, es el recordatorio que la migración se ha producido a lo largo de nuestra historia de forma gradual y que esta se ha visto potenciada por situaciones como las catástrofes naturales que ambos lugares han vivido y que obliga a sus habitantes, por supervivencia económica y social a su traslado.
La migración, no es un acto criminal, sino que está ha ido en aumento por consecuencia de las políticas dictadas por países superiores o, mejor dicho, personas colonialistas sobre otros. Si lo pensamos actualmente según ACNUR, más de 82,4 millones de personas en todo el mundo se han visto obligadas a huir de sus hogares. Entre ellas hay 26,4 millones de personas refugiadas, más de la mitad menores de 18 años. que se corresponde casi al cuarto país más poblado del mundo y con ello es evidente que las personas migrantes no sólo se integran a la economía de los países receptores, sino que generan economía.
Y con tantas evidencias, aun así se utilizan las fronteras para criminalizar a aquella persona que deciden traspasarla. Resulta más fácil posicionarnos siendo racistas, xenófobos y antinmigración.
Hoy en día, desde la interculturalidad, la mediación e integrando las diferencias raciales y aceptando los procesos migratorios como el derecho a la movilidad humana, considero en mi humilde opinión, que al celebrar un día internacional como el de la raza, este ha quedado obsoleto para los nuevos tiempos y más bien, ser un día en el que se pueda expresar bien fuerte y claro que nadie es ilegal.
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