
19 Ene El fracaso escolar del alumnado extranjero
Según los datos del Informe del Consejo Económico y Social en España, nuestro país cuenta con nivel de fracaso escolar de alumnado extranjero más alto de la Unión Europea. Ante este título tan estremecedor, voy a empezar contando mi propia historia, llegué a España con 10 años y a los 20 días, me llevaron al colegio. Aterricé de Colombia con un retraso de varios meses de educación, no solo por la diferencia de calendarios escolares, sino porque ingresé en el colegio a mitad de año.
Es más, fui matriculada en quinto de primaria porque por mi edad, era donde «debía estar», la estructura del sistema no se acomodó a mi complejidad y desnivel formativo, del alumnado extranjero sino fue más bien al revés.
Finalmente, acabé ese curso en unos cinco meses y la tutora llamó a mis padres para indicarles que dado mi comportamiento y resultados pensaban que tenía un CI por encima de la media…evidentemente, yo no era el caso de “superdotada” 😅. Pero en ámbitos generales les había llamado la atención no solo cómo había sido capaz de acabar el año, sino que había tenido una de las mejores notas de la clase.
Entonces ¿Cómo fui capaz de hacerlo? La respuesta es fácil, por el esfuerzo de mis padres haciendo las actividades en casa y que yo siempre he sido tremendamente responsable en lo que se refiere a estudios académicos🤣. Los siguientes años, ya fueron rodando (o eso creo).
Mi realidad, es la realidad de miles de menores que llegan con sus padres, por reagrupación familiar…etc. Yo no tuve apoyo educativo, es más, no se preocuparon porque lo tuviera. En mi colegio sólo había 4 menores extranjeros, pero si tuve un profesor que me decía en medio de la clase “que si me equivocaba me devolvía en barco a la selva de la que había venido”. Es más, recuerdo que, de ese comentario, un compañero me pregunto que si en Colombia íbamos en taparrabo (bueno ahora gracias a series como narcos sabemos más cosas de Colombia…nótese mi ironía😏).
He conocido a profesores increíbles que han marcado positivamente mi vida y mi trayectoria, pero también he conocido lo contrario.
La educación no es solo una cuestión “del profesorado” es una cuestión ciudadana.
Nuestra moral y ética se forja en el colegio, en esa etapa primaria, para luego ser moldeada en las etapas venideras.
Nuria Moreno-Manzanaro García (2019), ha escrito el Informe de “Integración y segregación de la población migrante en España: «realidades paralelas”. Indica que: “Hay un abandono escolar temprano bastante más alto entre los niños extranjeros y también los nacidos en otros países. Tres de cada diez no llegan a bachillerato. Esto hay que mejorarlo, porque alcanzar el mayor nivel posible va a ser muy importante en el futuro del trabajo, donde las cualificaciones de la población van a ser muy importantes”.
Si reflexionamos un poco más al respecto, estamos dentro de un sistema que si bien es accesible y universal, no es equitativo, ni diverso y mucho menos inclusivo, la gestión emocional ante los procesos vitales están a un lado, no es algo prioritario.
No se trabaja desde el primer día el “cacao mental” y la gestión ante el “duelo migratorio”, que hay en los menores migrantes. Estos jóvenes se enfrentan a la “desigualdad tanto social como económica”, la “adaptabilidad a un sistema educativo que no es el conocido” y a nuevas dinámicas familiares.
Sin duda de todo esto, lo más llamativo es que actualmente la quinta parte de las personas migrantes residentes en España, son menores de veinte años, y en su mayoría se encuentran en edad escolar obligatoria.
Por esto, para mi el colegio, es el mejor caldo de cultivo para fomentar la convivencia, la tolerancia y sobre todo de manera exponencial la riqueza cultural que permita desde la infancia la creación espacios anti rumores, que desmonten tópicos, que disuelvan los prejuicios y los estereotipos, que creen personas proactivas y no reactivas en equidad de oportunidades.
Los menores migrantes se encuentran infrarrepresentados en todos los niveles posobligatorios, acceden a puesto de trabajo en “peores condiciones” y por ende también se refleja en las tasas de empleabilidad. Quizás es que hemos normalizado demasiado estos datos dando por perdidas un número importante del capital social que construirá las siguientes generaciones.
Desde mi experiencia, me siento agradecida, pero también crítico al sistema que yo padecí. Por su rigidez, por no adaptarse a los flujos migratorios actuales, por la escasez de fondos, porque no se desarrollan lo suficiente políticas que promuevan el liderazgo escolar y atraigan la formación.
Los jóvenes migrantes no cuentan con referentes positivos dentro de su etapa educativa, tampoco con profesorado con vivencia migratoria.
¿Cómo van a pensar los menores que llegan o que nacen en el país que tienen opciones distintas a lo que ven, sino hay personas que les demuestren lo contrario?
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